Allá donde lamías mis muñecas.


Porque cada vez soy más vísceras, entrañas, arterias y poros. Y menos yo.
Una completa extraña bajo mi piel.
Porque pierdo el control sobre mi propio cuerpo, sobre mi propia vida.
Porque la sangre se caldea, revienta, salpica. Y ya todo queda bañado carmesí.
Porque me toco, toda líquida, toda pegajosa. Sucia y comestible.
Porque me sudas, me manchas, me estomagas.
Porque mi lengua arde, mis dedos chorrean de ganas, de ansias, gimotean.
Porque babeo mis piernas, y gasto mi espalda contra las esquinas, me rozo.
Porque me muero, y el reloj no para de contar las horas.
Porque quiero intoxicarme, escupirme, desgastar esta angustia. Y flotar.
Salir volando.
Volar allá donde lamías mis muñecas.

Comentarios